En el homenaje |
La industria del cine se reunió la semana pasada en Los Ángeles para homenajear a una de las grandes actrices que todavía viven : Sofía Loren. La italiana, se convirtió en la primera extranjera en conseguir un Oscar a la mejor actriz en 1961 por una película de habla no inglesa (La ciociara, de Vittorio de Sica, en la que interpretaba a Cesira), acudió emocionada a una ceremonia organizada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. A la cita con la inmortalidad de la intérprete acudieron casi un millar de amigos y admiradores.
Junto a Cary Grant |
A sus 76 años, esta italiana de mirada gatuna y carácter arrebatador, considerada por la Academia como "uno de los mayores tesoros del cine", se presentó bella y conmovida ante la audiencia. Como maestro de ceremonias estaba el actor Billy Cristal, que la definió como "su primer gran amor". Bob Marshall, que la dirigió en su última película, Nine, dijo que ella le hizo vivir "uno de los momentos más mágicos" de su vida durante aquel rodaje, y Tom Hanks, uno de los hombres más poderosos del nuevo Hollywood, la describió como una mujer "eterna y real".
Faltaba, eso sí, toda aquella generación con la que compartió pantalla en la era dorada de Hollywood, de Gregory Peck a Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman, pasando por Cary Grant, Marlon Brando o el que fuera su marido, el productor Carlo Ponti, fallecido en 2007, y junto al que colaboró en 34 películas.
Sofía Loren |
Su historia de amor, que se inició cuando la actriz apenas tenía 15 años y con un Ponti aún casado con otra mujer, fue un escándalo para la Italia ultra católica de los años cincuenta, pero un regalo para el cine. Cuando Loren ganó un Oscar hace cincuenta años por La ciociara (producida por Ponti) no acudió a recoger la estatuilla. Sin embargo, el miércoles recordaba que aquel premio cambió su carrera: "Me dio seguridad en mí misma y me ayudó a atreverme a retar mis limitaciones artísticas".
Visiblemente emocionada, al ser preguntada sobre si desde la altura de su espléndida madurez se consideraba un mujer feliz, la fémina italiana, cuyo talento para la interpretación y voluptuosa belleza hacía temblar las pantallas en cuanto aparecía en escena en películas como Matrimonio a la italiana, contestó con una frase que probablemente compartan la mayoría de los intérpretes: "Uno nunca está satisfecho. Siempre quieres hacer algo más y encontrar el papel justo en el momento adecuado. Estoy muy contenta con mi carrera y mi vida. Nací para esto. Me pongo mala cuando no tengo trabajo durante un año o dos".
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