febrero 2015

martes, 24 de febrero de 2015

Julie Andrews en los Oscar 2015

Lady Gaga participó en el tributo a Sonrisas y lágrimas. La cantante interpretó varias de sus canciones y, cuando terminó, apareció la protagonista de la película, Julie Andrews. La emoción de la británica al abrazar a Lady Gaga se notó después en sus palabras, cuando agradeció el homenaje. "Realmente, me ha calentado el corazón", dijo.

Lady Gaga abraza a Julie Andrews durante la gala.
Lady Gaga y Julie Andrews

Hubiera sido un momento realmente intenso que Julie Andrews hubiese hecho un dúo con la excéntrica cantante. Pero eso no era posible. Hace ya años que la protagonista de Mary Poppins perdió la cualidad de cantar. En 1997 se sometió a una operación en las cuerdas vocales y el resultado fue devastador. La actriz perdió su mítica voz en el quirófano. Algo que le sumió en una profunda depresión. Para ella, cantar era algo más que un trabajo. Su hija explicó que madre creía haber perdido su 'identidad al perder su voz'. El asunto acabó en los tribunales pero, a pesar de la indemnización, la actriz sigue triste desde entonces.

Además en 2010 falleció su esposo, el director Blake Edwards, con el que llevaba 40 años de matrimonio. Durante los últimos años el realizador de Desayuno con Diamantes luchó contra la depresión y un síndrome de fatiga crónica. Fueron años duros para Andrews y la muerte de su marido supuso un fuerte golpe al que se sumó este año el fallecimiento de James Garner, uno de sus grandes amigos y coprotagonista de un filme tan mítico como Victor o Victoria.

A pesar de todo esto, la actriz no ha tirado la toalla. Pese a los difíciles momentos que ha vivido en los últimos años se ha volcado en su faceta de escritora. Ha escrito varios libros infantiles e incluso ha dirigido alguna de sus adaptaciones teatrales. Además, aunque ya no pueda protagonizar un musical en Broadway o el West End, aún realiza algun recital en el que más que cantar, recita pasajes y cuentos. Eso sí, lo de volver al cine es más complicado. Desde un pequeño papel en 2010 en la película Rompedientes, la actriz no ha vuelto a rodar. 


Fuente: El Mundo

lunes, 23 de febrero de 2015

Los Oscar y los años dorados II

Siguiendo con el post anterior: Los Oscar y los años dorados I

Marzo 1945. Cualidades como la autenticidad y naturalidad hicieron de Ingrid Bergman la actriz más amada por la profesión. Encarnando a Paula en el melodrama Luz que agoniza la actriz ganó su primer Oscar y esa noche el Teatro Chino Grauman aplaudió el talento de la intérprete. La también nominada Barbara Stanwyck dijo 'No sentirse derrotada porque había ganado su actriz favorita'. Su amiga Jennifer Jones (con la que había llegado de la mano a la Ceremonia) comentó emocionada: 'Tu arte ha ganado nuestro voto y tu amabilidad ha ganado nuestros corazones'.

Ingrid Bergman

Marzo 1947. Haciendo honor a su Mildred Pierce, la desgraciada protagonista de Alma en Suplicicio, Joan Crawford decidió, con dos meses de antelación, que no acudiría a la ceremonia alegando "enfermedad". Todos los cronistas hablan de pánico escénico ante la sola idea de la derrota. Cuando aquella noche la Academia premió a Crawford el presidente de su club de fans, que esprintó hasta su casa con la estatuilla, se dió de bruces con un séquito de peluqueros y maquilladores, que habían acudido al reclamo de la diva con el único propósito de remozarla contrarreloj. Aquí, por fin, posa radiante con el codiciado trofeo en su lugar de convalecencia.

Joan Crawford

Marzo 1947. La conmovedora Los mejores años de nuestra vida hizo posible el caso único de Harold Russell, un mutilado de guerra que sin ser intérprete profesional conseguiría dos Oscar por un mismo papel, el de un excombatiente que, junto a sus camaradas, se esfuerza por recuperar la normalidad en su vida. Mejor actor secundario y Oscar Especial -concedido: "por traer esperanza y coraje a sus compañeros veteranos de guerra"- Russell posa emocionado con sus estatuillas, junto a él William Wyler también premiado.

Russell , junto a él William Wyler .

Marzo 1949. Acaudaló El tesoro de Sierra Madre tres galardones para la familia Huston: el de mejor dirección y guión adaptado para John; para Walter, padre del director, el de mejor actor de reparto. El progenitor recordaba en su discurso: 'Hace muchos años, cuando crié a mi hijo, le dije: si alguna vez escribes una película, intenta encontrar un buen personaje para este viejo hombre'. En 1985, una de las sagas familiares más exitosa de la historia de los premios aumentó su botín cuando Angelica Huston, dirigida por su padre, obtuvo el Oscar a la mejor secundaria por su papel en El Honor de los Prizzi.



Marzo 1950. Después del lógico período de sobriedad formal que impuso la guerra y en un esfuerzo por recobrar el brillo perdido, la Academia trasladó la ceremonia al aparatoso teatro RKO Pantages, en el centro de Los Angeles. Este edificio Art Déco sería el ostentoso marco que albergaría todo el glamour de Hollywood durante diez ediciones.



Marzo, 1951. 'Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas', desahogaba con arrogancia Norma Desmond en El crepúsculo de los dioses. El inolvidable despliegue interpretativo de la veterana Gloria Swanson, que bordaba el rol de vieja gloria del celuloide que no acepta el paso del tiempo, no resultó ser suficiente para arrebatarle aquel año el Oscar a una joven Judy Holliday, premiada como mejor actriz por Nacida ayer. Aquella noche Swanson al saberse perdedora susurró a la galardonada: 'Querida, ¿no podrías haber esperado hasta el próximo año?'. 

 Gloria Swanson, José Ferrer y Judy Holliday.

Marzo 1951. Una Marilyn Monroe a punto del estrellato mundial fue invitada ese año para presentar el Oscar al Mejor registro de sonido. En el último momento el infortunio quiso que su vestido se rompiese, e inconsolable se negó a salir al escenario. Por suerte, el equipo de costura arregló el desaguisado y así la concurrencia tuvo ocasión de escucharla anunciando al ganador, aunque, dicho sea de paso, pocos fueron los que prestaron atención al galardonado obnubilados por la aureola que, ya por entonces, despedía el mito erótico.

Marilyn Monroe

Febrero 1960. Rotunda se mostraba Shelley Winters después de ganar el Oscar a la mejor actriz secundaria por El diario de Ana Frank: 'Simone Signoret y yo hemos dado una oportunidad a todas las mujeres del mundo ¡Se acabaron las tallas 8!'. 

Edmon O'Brien felicita a Shelley Winters.


Abril 1961. Elizabeth Taylor, que, recién enviudada, estrenaba relación con un casado Eddie Fischer, no pasaba por su mejor racha de popularidad. Pero una grave neumonía, que obligó a la realización de una traqueotomía para salvarle la vida, la reconcilió de nuevo con un Hollywood que, ávido de materializar su renovado afecto, la premió con un -cuestionable- Oscar a la mejor actriz. Shirley MacLaine, que también optaba a la estatuilla dorada por El Apartamento, lamentó: 'Me ha ganado una traqueotomía'.

Elizabeth Taylor

Abril 1962. El papel de un jornalero errante en una fábula sobre la tolerancia titulada Los lirios del valle, le valió a Sidney Poitier el premio de la Academia a la mejor interpretación masculina, siendo el primer actor afroamericano en conseguirlo. En un clima de cierta tensión racial, Poitier, que sabía de su predicamento entre la comunidad negra, quería desmarcarse del tono reivindicativo que algunos habían dado a su nominación: 'Quiero ganar pensando que soy un buen actor y no estar pendiente si ocho millones de negros destrozarán la televisión si no salgo elegido'.

Sidney Poitier  con el premio de la Academia

Abril 1963. ¿Qué fue de Baby Jane? era favorita ese año con cinco nominaciones. La de mejor actriz pasó de largo para Joan Crawford, no así para Bette Davis, máxima candidata junto, a la postre vencedora, Anne Bancroft. La protagonista de El milagro de Ana Sullivan, que se encontraba ausente, delegó su discurso de agradecimiento en Crawford, que transformó la derrota de Davis en su propia victoria, pues conocido era por todos el odio enfermizo que se profesaban. Esa noche Crawford no dejó de pasear el Oscar "prestado" con el único fin de echar sal sobre la herida de su archienemiga. 

Crawford con G. Peck y P. Duke.

Abril 1971. A cinco días de la gala George C. Scott, nominado a mejor actor, renunciaba a su participación expeditivo: 'Los Oscar son dos horas de desfile de carne, una ostentación pública con trama de suspense por razones económicas'. Patton arrasó con siete estatuillas y, como no podía ser de otro modo, Scott se alzó con el premio a la mejor interpretación masculina. Goldie Hawn, que presentaba la nominación, exclamó: '¡Oh, Dios mío! el ganador es...George C. Scott' por Patton pero el actor, fiel a su palabra, no estaba allí para recogerlo sino en su granja de New York viendo un partido de hockey por televisión.

Goldie Hawn, que presentaba la nominación.


Marzo 1973. Quedó como un acto de extravagancia el que Marlon Brando, Oscar al mejor actor por su papel en El Padrino, enviase a una india nativa para rechazarlo en su nombre. Dijo la emisaria: 'Me llamo Sacheen Littlefeather. Soy apache y presidenta del Comité de los Indios Nativos Americanos. La razón de Brando para no aceptar este premio es el tratamiento que los indios reciben en las películas americanas'. A continuación, Clint Eastwood no pudo morderse la lengua -'No sé si presentar el Oscar o disculparme por todos los vaqueros que han aparecido en las películas de John Ford'.


Abril 1974. David Niven, el último gran caballero del Hollywood clásico, dio muestras de su exquisita flema británica siendo maestro de ceremonias durante aquella gala. Estaba a punto de dar paso a Elizabeth Taylor cuando irrumpió en el escenario un hombre, que corría sin dirección aparente, completamente desnudo. Niven, sin perder la compostura y dirigiéndose a la audiencia comentó: 'Señoras y señores, esto sólo puede suceder aquí. Aunque creo que la única risa que este hombre ha provocado es, probablemente, por el escaso tamaño de lo que mostraba'.

David Niven

Fuente: el Mundo



domingo, 22 de febrero de 2015

Los Oscar y los años dorados I

Con el Star-system, la industria cinematografica de EE.UU sacó del anonimato a sus trabajadores dándoles el lustre suficiente como para recibir la incondicionalidad automática de una sociedad ávida de identificación con aquellos personajes que luchaban, sufrían, amaban, o hacían reír, en el cine más cercano. Así, una vez creada la mitología, solo era cuestión de tiempo extenderlo fuera de las salas de proyección. La gran noche de los Oscar es, no solo la gala en la que la industria se homenajea a sí misma, sino el acontecimiento en el que, año tras año, prolongamos el mito. Una noche dorada cargada de destellos.


Mayo 1929. Janet Gaynor fue premiada con el galardón a la mejor actriz por El séptimo cielo, Amanecer y El Ángel de la calle. En esta ceremonia inaugural la triple nominación evidencia que las reglas aún no estaban del todo constituidas. En cualquier caso, si bien al recibir el dorado trofeo la estrella silente apenas atinó a pronunciar ante la concurrencia, aquel lacónico 'gracias' resultó ser el anticipo de su lanzamiento, ese mismo año y con gran éxito, al cine sonoro.

Janet Gaynor 

Noviembre 1930. La tercera ceremonia de los premios Oscar se celebró en la Sala de Fiestas del Hotel Ambassador, en Los Ángeles. Los miembros de la Academia pagaron diez dólares por cada reserva. Curiosamente, los invitados cenaron y luego se procedió a un baile, todo esto antes de repartir los premios.


Noviembre 1930. Aunque se suponía que los resultados de las votaciones eran secretas, Norma Shearer posó en varias revistas con un Oscar, dos días antes de la Ceremonia. El asunto hizo estallar a la megaestrella Joan Crawford: ¿Qué se puede esperar? ¡Ella se acuesta con el jefe! -refiriéndose al marido de Norma Shearer, el magnate Irving G. Thalberg, productor de la MGM-. El colmo llegó en otra ocasión, con la publicación, en su edición matinal, de la lista de vencedores en un conocido magacín de la época, horas antes de la entrega de premios.

Norma Shearer

Marzo 1934. Momento embarazoso el que protagonizó el veterano actor Will Rogers cuando anunció el Oscar a la mejor dirección: ¡Vamos Frank, sube a recogerlo!. Al punto Frank Capra se levantaba de su asiento y se dirigía al escenario cuando, horrorizado, se topó con la terrible escena. Rogers felicitaba a otro Frank. Concretamente a un Frank Lloyd exultante que triunfaba aquel año con Cabalgata. Años más tarde Capra confesaba en su autobiografía haberse sentido como un gusano al regresar a su sitio: 'Todos mis amigos en la mesa estaban llorando (...). Aquellos miserables votantes de la Academia; al infierno con sus piojosos premios'. 

Will Rogers y Frank Lloyd.
Febrero 1935. La estrella encargada de recuperar el ánimo de América durante la Gran Depresión fue una niña de seis años llamada Shirley Temple, a la que La Academia concedió una versión miniatura del Oscar Especial por su benéfica contribución a la industria del entretenimiento. Además aquella noche "el pequeño milagro" -tal y como la bautizó Franklin D. Roosevelt- entregaba el premio de interpretación femenina a Claudet Colbert, rescatada in extremis de la estación de Los Angeles, a punto de coger un tren para Nueva York. 

Shirley Temple y Irvin S. Cobb.

Marzo 1936. Bette Davis no pudo evitar el rencor al recoger el Oscar a mejor actriz en Peligrosa. 'Es un premio de consolación. Me lo merecía el año pasado' dijo la intérprete. De regreso a la mesa un paternal D.W. Griffith reprendió a la actriz: 'No sabes la suerte que tienes, jovencita. Estar aquí a tu edad, con dinero, fama y todas estas cosas'.



Febrero 1939. Walt Disney fue merecedor del Oscar Especial por su película de animación Blancanieves y los siete enanitos. Como guiño a todos los fans la Academia hizo fabricar siete oscars en miniatura que fueron entregados por Shirley Temple. En su discurso Walt dijo: 'Me siento tan orgulloso que estoy a punto de explotar', a lo que la pequeña Shirley respondió: 'Oh, por favor, no haga eso, Señor Disney'.


Disney y Shirley Temple

Febrero 1940. Cuando Hattie McDaniel se presentó a la prueba de selección de Lo que el viento se llevó con un auténtico uniforme de empleada doméstica, el papel difícilmente podía ser de otra... 'Hallelujah, es el momento más feliz de mi vida' dijo McDaniel, la inolvidable Mammy, al recoger el Oscar a la mejor actriz de reparto. Convertirse en la primera afroestadounidense en recibir un premio de la Academia no le evitó el reproche de la comunidad negra, por alimentar los estereotipos blancos sobre el hombre negro. Al respecto la actriz salió del paso con carácter: 'Prefiero actuar de sirvienta y ganar 700 dólares por semana que ser una sirvienta y ganar 7'. 

Fay Bainter entrega la estatuilla a Hattie McDaniel.

Febrero 1941. Empezó a convertirse en tradición que la prensa, faltando a su palabra, revelase antes de tiempo la identidad de los premiados. Por este motivo la Academia estableció la norma del sobre lacrado. Este ritual para mantener el suspense hasta el último momento conserva, setenta y tres años después, todo su encanto y eficacia. 

Walter Brennan.

Febrero 1942. La indiferencia con la que el opulento Hollywood vivía los períodos bélicos tenía fecha de caducidad: la del ataque japonés a Pearl Harbour. La sensibilización con la causa comenzó por gestos simbólicos, pero bien publicitados, así, durante cuatro años -los de la guerra- se estableció cierta austeridad en la gala: el banquete quedaba reducido a una cena, el baile a una leve aportación musical, se conminaba a las mujeres a vestir de una manera más sencilla y no lucir joyas. La guerra afectaría incluso a la naturaleza de la estatuilla que, debido a la escasez de metal, se fabricaría en yeso.



Febrero 1942. La mismísima Armada de los Estados Unidos tuvo que garantizar la seguridad durante la décimo cuarta edición de los premios. Se rumoreaba que aviones enemigos volaban hacia el hotel Biltmore para bombardearlo. James Stewart, ataviado con su uniforme de oficial de la Fuerza Aérea, entregó a Gary Cooper el Oscar al mejor actor por su interpretación de un héroe de guerra en El sargento York. El premiado confesaba al auditorio: 'Es el sargento York quien ha ganado este premio. Llevo en el negocio dieciséis años y a veces soñaba con cosas como éstas. Es gracioso, pero cuando soñaba siempre hacía un buen discurso'.

Gary Cooper gana el Oscar

Febrero 1942. Aquel año las hermanas Joan Fontaine y Olivia de Havilland eran candidatas a la mejor interpretación femenina. Como ya hemos recordado en otros post, había morbo, pues era conocida la tensión personal que existía entre ellas, así que lo normal es que acaparasen toda la atención allí donde coincidiesen. Gracias a su papel en Sospecha, Joan Fontaine se convirtió en una de las triunfadoras de la noche. Tras pronunciar su discurso, de regreso a la mesa, Olivia de Havilland cogió su mano dedicándole, apenas, una tenue sonrisa.

Joan Fontaine y Olivia de Havilland

Marzo 1943. En plena Guerra Mundial Hollywood se volcó con sus Fuerzas Armadas estilándose el uso de uniforme militar entre las caras más conocidas. Tanto la industria fílmica como el estamento militar, consciente de la poderosa influencia que el séptimo arte ejercía en su sociedad, se empeñó en la factura de documentales con fines propagandísticos, realizados por directores de la talla de Frank Capra o John Ford y producidos por el Departamento de Guerra norteamericano. En la imagen podemos ver a unos comprometidos Frank Capra y John Ford luciendo sus uniformes durante la Segunda Guerra Mundial.

Frank Capra y John Ford

Marzo 1944. El Oscar a mejor actriz principal por La canción de Bernadette trajo una fama instantánea a su protagonista Jennifer Jones que sorprendida tras ganar el premio comentó a la prensa: 'Ingrid Bergman tenía que haber ganado' a lo que Ingrid contestó: 'No, Jennifer, tu Bernadette es mejor que mi María'.

Jennifer Jones

Fuente: El Mundo

sábado, 21 de febrero de 2015

Festival Internacional de Cine Clásico Retroback: Frank James Cooper

Objetos y prendas personales, manuscritos y fotografías nunca antes expuestas al público aparecen en la exposición sobre Gary Cooper, uno de los actores más conocidos de los grandes tiempos de Hollywood, dentro del Festival Internacional de Cine Clásico Retroback, que celebra en Granada su séptima edición.

Una de las fotografías expuestas en la muestra sobre Gary Cooper...

La muestra Frank James Cooper, inaugurada este viernes en Granada con la presencia de autoridades municipales y representantes de la cultura, ofrece a los mitómanos del festival la posibilidad de conocer el lado "más íntimo" de una de las grandes estrella en la época más glamourosa de Hollywood.

La exposición podrá ser visitada hasta el próximo 1 de marzo en la Sala Zaida de la Fundación Caja Rural, gracias a la colaboración de la hija del actor, María Cooper, que colabora en la presente edición del Retroback, donde aparece ropa, carteras, una pluma o las libretas de dibujos del actor, en los que el mundo del 'western' está especialmente presente. A través de una colección de un centenar de fotografías inéditas en España se hace un recorrido por la vida de Gary Cooper que arranca en su Montana natal y recorre también sus casas de California, su paso por Colorado, Idaho o Arizona, entre otras muchas instantáneas vitales. Se trata de estampas llenas de la espontaneidad en el ámbito familiar.

En menor medida la exposición hace un repaso por el lado profesional del actor, con estampas en los sets de rodaje, en estrenos de películas o fiestas de Hollywood. No faltará en este viaje su paso por Europa y, en especial, la cercana relación que mantuvo en Francia con Pablo Picasso.

FUENTE: Elmundo

lunes, 16 de febrero de 2015

Fallece Louis Jourdan

Louis Jourdan, que hizo carrera en Hollywood tras la Segunda Guerra Mundial y protagonizó películas como Gigi, falleció en su casa de Beverly Hills a los 93 años, informó hoy su biógrafo, Olivier Minne.

El actor, que durante su carrera se encasilló en papeles de galán francés y en su edad madura se especializó en los de villano sofisticado, compartiendo reparto con artistas de la talla de Brigite Bardot o Maurice Chevalier, murió de causas naturales, según su biógrafo oficial, que fue el encargado de anunciar el suceso.

Nacido en Marsella, con el nombre de Louis Robert Gendre, el 19 de junio de 1921, Jourdan se educó en Francia, Inglaterra y Turquía y estudió interpretación en la famosa escuela de Arte Dramático de René Simon. Y así empezó a rodar Le corsarie, dirigida por Marc Allégret, con quien ya había trabajado también como ayudante de operador de cámara en Entrada de los artistas. Al inicio de la IIGM, se trasladó a actuar en Roma en El corazón de una nación, pero hasta allí le alcanzó el conflicto bélico. Volvió a casa, trabajó un tiempo en una cuadrilla y finalmente se reunió con sus padres y hermanos en la Francia de Vichy, donde filmó varias películas como actor y asistente de Allégret. Durante la ocupación alemana, después de que su padre fuera arrestado por la Gestapo, se negó a participar en películas de propaganda nazi.

En 1948, el productor y guionista David O. Selznick lo invitó a participar en Hollywood en El proceso Paradine, dirigida por Alfred Hitchcock (Jourdan fue uno de los amigos que dio un discurso en el funeral del cineasta británico en 1980) y protagonizada por Gregory Peck y Ann Todd, película en la que interpretó un papel secundario. Su siguiente película fue una obra maestra: Carta de una desconocida, de Max Ophuls, en la que encarnó a un pianista que seduce y abandona al personaje de Joan Fontaine. En 1949 aumentó su filmografía con otra película en la que hizo uso de todo su encanto: Madame Bovary, en versión de Vincente Minnelli. Su carrera fue así avanzando a pesar de sus innumerables choques con Selznick, que le proponía películas que Jourdan directamente rehusaba.

A partir de ahí, se convirtió en una cara habitual de las películas de la era dorada de Hollywood, haciendo papeles de elegante galán francés y trabajando junto a actrices como Gina Lollobrigida, Joan Fontaine, Marie Laforet, Grace Kelly o Shirley MacLaine.

Entre las películas que protagonizó destacan el oscarizado musical Gigi (1958), Can-Can (1960), El conde de Montecristo (1961), Cita en París (1966), El diabólico señor Benton (1956), en la que hacía papel de villano, entre otras muchas.

Ya como actor maduro, retomó sus papeles de villano, como en la película Octopussy (1983), de la saga de James Bond, o en La máscara de hierro (1977), con Richard Chamberlaine.

En 2010 recibió la Legión de Honor, la máxima condecoración francesa. Su esposa, Berthe Frederique Jourdan, con la que estuvo casado más de 60 años, falleció el pasado año; su único hijo murió de una sobredosis de drogas a los 29 años en 1981, y uno de los dos hermanos de Jourdan, Pierre Jourdan, también actor y director teatral en Francia, falleció en 2007.

Fuente: ABC.es, Elmundo.es, Elpaís.com

sábado, 14 de febrero de 2015

La Noche Temática: El Glamour de Hollywood


La Noche Temática inicia su emisión con el documental Glamour, una producción francesa de 2011 dirigida por Galeshka Moravioff, de 52 minutos de duración y producida por Films sans Frontières. Continúa su emisión con el documental El rostro de Elizabeth Taylor, una producción francesa de 2014 dirigida por Lisa Fairbank, de 52 minutos de duración y producida por TVF International. SÁBADO 14 DE FEBRERO A LAS 23.00H EN LA 2 DE TVE


El trabajo de los diseñadores de vestuario tuvo un impacto emblemático y fue esencial, en el glamour de Hollywood entre los años 20 y 50. El vestuario se utilizaba de forma totalmente premeditada. Un nombre que siempre nos sugiere glamour es el de Elizabeth Taylor. Su gran talento y un rostro perfecto la convirtieron en superestrella mundial en los años 50.


El vestuario es la pieza central de la puesta en escena en películas como Los caballeros las prefieren rubias, La dama de la Trinidad, Los pájarosToda la banda está aquí o El expreso de Shanga, detrás descubrimos el trabajo de los principales diseñadores de vestuario: Travilla, Jean-Louis, Edith Head, Adrian y Travis Banton.


La elegancia de Jean-Louis se basó en la caída de los tejidos, utiliza satenes pesados, tejidos que transmiten cierta pesadez, pero que confieren dibujo. Su trabajo lo podemos ver en La dama de la Trinidad o Imitación a la vida. Edith Head, trabajaba mucho en los trajes de chaqueta, como los que lució Tippi Hedren en Los pájaros, también vistió muchas veces a Cary Grant y Fred Astaire.

Travis Banton, Toda la banda está aquí o El expreso de Shangai, habla de la condición fatal de la mujer. Hay algo en él fundamentalmente barroco. También prestó mucha atención al velo, un elemento esencial del glamour. Una prenda facial, que permitía crear relieves en el rostro, resaltar los ojos o un pómulo. Como ejemplo El expreso de Shangai, interpretado por Marlene Dietrich.


Adrian, Mujeres o Historias de Filadelfia, es el más moderno de todos. Creó un vestuario para el cine, que podía utilizarse en la vida cotidiana, en la vida real. Y terminamos con Travilla, que es el más provocador de todos. El más erótico. Disfrutamos de sus diseños en Los caballeros las prefieren rubias con Marilyn Monroe.

Los cinco tienen estilos diferentes, pero con sus diseños producen glamour, y convierten en objetos de deseo a estrellas del cine como: Marilyn Monroe, Rita Hayworth, Greta Garbo, Marlene Dietrich, Lana Turner, Ava Garner o Katherine Hepburn entre otras.

Existe un lenguaje de vestuario en el cine, aunque éste no es siempre fácil de comprender. Tanto la utilización del vestuario, como de los colores, suele estar codificado culturalmente. Si tomamos como ejemplo Gilda, (Diseño de vestuario Jean Louis), el vestido sin tirantes formaba parte del encanto de Rita Hayworth. Ella realiza en el escenario un estriptis que consiste en quitarse unos guantes largos, algo que nos dice mucho acerca del sistema de valores, de lo que era posible y lo que no era posible en Hollywood en los años cuarenta. Pero está hecho de una forma muy sensual, el vestido sin tirantes, brillante y ajustado, contribuye a esa atmósfera de sensualidad.

Si hay un color, por encima de todos, que encarna el glamour, es sin duda el rojo. Pero fue el blanco y negro quien capturó la esencia del glamour de las estrellas de cine de los años treinta y cuarenta, y de las grandes películas clásicas del Hollywood.

Por otro lado, La noche temática también ofrece un documental sobre Elizabeth Taylor. Estrella de Hollywood desde los nueve años, y en dos ocasiones recibió el codiciado Oscar a la mejor actriz. Sus ocho matrimonios fueron sonados. Elegante y apasionada de las joyas, fue una de las primeras celebridades en formar parte de la jet set y en ser acosada por los paparazzi. Sería la primera actriz en ganar un millón de dólares, con su papel de Cleopatra, la primera en lanzar un perfume y la primera en encabezar una marcha por los afectados por el sida. Fue una pionera y un icono. Sus ojos color violeta la convirtieron en una de las mujeres más bellas de todos los tiempos.


Su gran oportunidad llegó cuando fue elegida para protagonizar el largometraje Fuego de Juventud en 1944, sólo tenía 12 años. Película que lanzó a la joven al estrellato. Con sólo dieciocho años de edad, ya había rodado una docena de películas.

Elizabeth Taylor fue una niña estrella de la Metro Golden Mayer. El estudio controlaba todo, incluso le eligió sus dos primeros maridos. En 1950, cuando acababa de cumplir dieciocho años, Elizabeth protagonizó junto a Spencer Tracy la comedia El padre de la novia. El estudio decidió que la película podía tener aún más éxito si Elizabeth se casaba también en la vida real, como lo hacía en la ficción. Y encontraron el marido perfecto para ella, Nicky Hilton. Él la insultaba y maltrataba, su matrimonio sólo duró seis meses.

La prensa criticó la brevedad del matrimonio de Elizabeth con Nicky, así que la MGM le buscó rápidamente un sustituto: el actor inglés Michael Wilding. De pronto, la imagen que ahora reflejan las revistas era de Elizabeth con dos hijos pequeños en el regazo y un esposo satisfecho en su papel de hombre hogareño. Tras cuatro años de matrimonio, Elizabeth se separa de su segundo marido, Michael Wilding.

Hacia mediados de la década de los cincuenta, no era feliz haciendo películas en la Metro, no le gustaba el control que el estudio había ejercido sobre sus dos primeros matrimonios. Entonces conoció a alguien que prometió liberarla de los estudios. Mike Todd era productor de Hollywood, quería hacer películas con ella y también casarse con ella. Los Todd fueron los precursores de la “jet set” y eran los niños mimados de la prensa.

La felicidad de Elizabeth fue completa cuando tuvo a Liza, la hija de Mike Todd, en agosto de 1957; pero pronto les golpearía la tragedia. Cuando el avión de Mike se estrelló, en algún punto de Arizona, y él murió en el acto. Elizabeth tenía veintinueve años cuando enviudó quedándose con tres niños pequeños. Al poco tiempo, Liz empezó un idilio con un hombre casado, el mejor amigo de su difunto esposo. De la mañana a la noche, pasó de tener toda la solidaridad de la opinión pública por haber perdido a Mike a ser una destroza hogares. En el plazo de un año, Liz y Eddie decidieron actuar con decencia y se casaron; sería su cuarto marido.

En 1961, gana un Oscar a mejor actriz por Una mujer marcada. Elisabeth era un bien codiciado. Acababa de ganar un Oscar y por fin estaba libre del contrato con el estudio. Así que, cuando la Fox le pidió que interpretara a Cleopatra, ella exigió un millón de dólares.

Durante el rodaje de Cleopatra, sorprendió al mundo cuando inició un apasionado y adúltero idilio con Richard Burton. Los dos estaban casados cuando iniciaron su relación. El periodismo sensacionalista, surgió aquél año, en 1961 o 1962, en Roma, con Elizabeth Taylor y Richard Burton. Cuando concluyó el rodaje empezaron su nueva vida juntos. Las imágenes captadas por los paparazzi, se extendían por todo el mundo.

Fue una de las parejas más polémicas de Hollywood. Peleas, escándalos y borracheras marcaron la relación de diez años. 16 meses después de su separación, la pareja se volvió a casar en 1975, esta vez su relación duró sólo un año.

Elizabeth Taylor dijo que los tres grandes amores de su vida habían sido Mike Todd, Richard Burton y las joyas. Su pasión por las joyas era célebre en todo el mundo.

En 1966 gana su segundo Oscar a mejor actriz por ¿Quién teme a Virginia Woolf? Película en la que sorprendió a todos por su gran interpretación de Marta, una mujer vieja, alcohólica y con sobrepeso. Elizabeth Taylor fue nombrada Dama del Imperio Británico por la reina de Inglaterra en el año 2.000. Su ajetreada vida personal y sus éxitos profesionales marcaron toda su vida. La actriz de ojos violeta nos dejó en el 2011 a la edad de 79 años.

viernes, 13 de febrero de 2015

San Valentín: parejas de cine


1. El Apartamento (Billy Wilder, 1960)

Shirley McLaine: "Si te enamoras de un casado, no te pongas rímel".  

Esta y otras inolvidables (y punzantes) citas se podían escuchar en la comedia satírica de Billy Wilder donde mostraba la cara más amarga del American way of life entre jefes, subordinados serviles y chicas ascensoristas destinadas a ser corazones solitarios.



2. Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967)

Audrey Hepburn: "No parecen muy felices". Albert Finney: "¿Por qué iban a estarlo? Acaban de casarse". 

Pocas comedias han retratado con una mirada más afilada y al mismo tiempo sensible las conjugaciones del amor y el desamor como partes indivisibles. Audrey Hepburn y Albert Finney recorrían las diversas estancias del amor y otras soledades. Y la música de Henry Mancini hacia el resto.


3. El expreso de Shangai (Josef Von Sternberg, 1932)

Clive Brooke: "Me gustaría que pudieras decirme que no ha habido otros hombres". Marlene Dietrich: "Me gustaría poder hacerlo. Pero cinco años en China son mucho tiempo".  

El dúo Josef Von Sternberg y Marlene Dietrich dejaron algunas de las sentencias más divertidas y delirantes del Hollywood de los años treinta. Contemplar a Marlene Dietrich envuelta en una fantasía de plumas diseñada por Travis Banton y a bordo de un expreso por la China sigue siendo uno de los más momentos más fantásticos que nos ha proporcionado la historia del cine.


4. Lo que el viento se llevo (Victor Fleming, 1939)

Vivien Leigh: "Rhett, si tú te vas, ¿qué será de mí?". Clark Gable: "Sinceramente, querida, me importa un bledo". 

Aunque Vivien Leigh en su papel de Scarlett O’Hara acabó llevándose el gato al agua y merendándose al resto de los protagonistas de la película, Clark Gable tuvo el placer de dejarle algunas de las frases más humillantes a la orgullosa dama sureña como venganza cinematográfica.


5. No es pecado ( Leo McCarey, 1934)

John Miljan: "Necesito tus cabellos dorados, tus ojos fascinantes, tu sonrisa encantadora, tus amorosos brazos, tus formas divinas…". Mae West: "¡Espera un minuto! ¿Esto es una proposición o estás haciendo inventario?".

A pesar de la censura y el Codigo Hays, Mae West tuvo tiempo de dejar en la pantalla sus frases más ingeniosas y chispeantes. Desgraciadamente la actriz acabaría cansándose de batallar con los censores y dejó para otros escenarios sus habilidades como comediante. Ella y Groucho Marx nunca deben faltar en cualquier listado de citas impertinentes, descaradas y sobretodo, inteligentes.


6. Cómo matar a la propia esposa (Richard Quine, 1965)

- "¿Cómo se dice cuando odias a la mujer que amas?". - "Una esposa". 

La histórica y siempre celebrada por Hollywood guerra de sexos con un misógino dibujante de historietas, aquí un estupendo Jack Lemmon, que de la noche a la mañana ve esfumarse su soltería e independencia por culpa de una rubia italiana, aquí una bellísima Virna Lisi, y que acabará abriendo la Caja de Pandora de las relaciones matrimoniales.


7. Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961)

-Audrey Hepburn: "Si tuvieras dinero, me casaría contigo al instante. ¿Harías lo mismo?". George Peppard: "Al instante". -Audrey Hepburn: "Por suerte ninguno de los dos es rico". Georges Peppard: "Sí".

Aunque Blake Edwards y el guionista George Axelrod traicionaron el texto de Truman Capote, la película ha quedado como una de las grandes cumbres de la comedia romántica y sofisticada. La elección de Audrey Hepburn para el papel de Holly Golightly abriría un nuevo modelo femenino en la pantalla. Antes de Desayuno con diamantes las heroínas se repartían entre mojigatas y putas. Con la señorita Golightly aparecía la heroína moderna.


8. El cartero siempre llama dos veces (Tay Garnett, 1946)

- "Robarle la esposa a un hombre, eso no es nada, pero robarle su coche eso es hurto". 

Gracias al cine negro y los escritores que hicieron sus armas literarias en el género conservamos algunos de los mejores diálogos y frases cinematográficas. John Garfield y Lana Turner componían la pareja de amantes y destino fatal en un luminoso blanco y negro.


9. La gata sobre el tejado de zinc (Richard Brooks, 1958)

Elizabeth Taylor: "Tú no sabes lo que significa el amor. Para ti, es solo otra palabra de cuatro letras". 

A Elizabeth Taylor, la “gata” Maggie en combinación, le tocó en suerte decir en voz en alta y en la pantalla las palabras de Tennessee Williams y compuso uno de sus papeles más celebrados luchando por su derecho al amor y a la felicidad. Frente a ella, un Paul Newman, Brick, arrastrando su impotencia en pijama, muletas y dudas sexuales.


10. Atrapa un ladrón (Alfred Hitchcock, 1955)

Grace Kelly: "Qué prefiere, ¿muslo o pechuga?”.  

El director Alfred Hitchcock fue todo un maestro a la hora de visualizar los juegos del amor y sus malentendidos. Grace Kelly, toda una señorita de la buena sociedad de Filadelfia, era la única que podía decir frases tan equívocas -sin perder su compostura- a su oponente masculino, aquí el actor Cary Grant.


11. Bola de fuego (Howard Hawks, 1941)

Barbara Stanwyck: "Le quiero porque es la clase de tipo que se emborracha con un vaso de leche".  

Esto mismo decía Barbara Stanwyck a propósito de su prometido Gary Cooper. Y detrás de la frase y otras de las películas, ni más ni menos que una pareja de guionistas como Billy Wilder y Charles Brackett, que con el tiempo se encargarían de echar mas leña al fuego eterno del amor.

Fuente: El País

miércoles, 11 de febrero de 2015

Fallece Lizabeth Scott

Lizabeth Scott falleció el pasado 31 de enero, a los 92 años, en el Cedars Sinai Medical Center de Los Ángeles (California, EE.UU.), aunque su fallecimiento no trascendió hasta el pasado fin de semana.

Scott, cuyo nombre real era Emma Matzo, nació en 1922 en Scranston, en el estado de Pensilvania, en el seno de una familia de emigrantes rusos. Estuvo casada una sola vez y únicamente durante un año. Hasta en tres ocasiones hizo campaña por Ronald Reagan, el actor que llegó a ser presidente del país.

Apodada The threat, tras formarse en el teatro debutó en el cine con 23 años en You came along, junto a Robert Cummings, y un año después compartió cartel junto a Kirk Douglas y Barbara Stanwyck en El extraño amor de Martha Ivers, su primer contacto con el cine negro.

En este género brindaría sus mejores interpretaciones: es el caso de Callejón sin salida (1947), donde comparte protagonismo con Humphrey Bogart, o Ciudad en sombras, donde la rubia de imponente estatura (1,70) encabezó el reparto junto a Charlton Heston, por citar solo algunos títulos.

A menudo se la comparó con otra de las grandes «femme fatales» que ha dado el cine, Lauren Bacall, prácticamente coetánea (1924) y que también despuntó en el noir al mismo tiempo (El sueño eterno es del 46). Los espectadores veían fuertes paralelismos entre ambas, no solo por su considerable parecido físico, sino también por sus voces profundas.

Hasta su retirada, en 1972, participó en una treintena de trabajos (además del cine se dejó ver, a partir de los 50, en la televisión), en los que ocasionalmente cambió de registro, como en la comedia Una herencia de miedo, junto a Dean Martin y Jerry Lewis; o en una de las típicas cintas de Elvis Presley, Loving you. Irónicamente, su último papel se lo brindó Pulp, una especie de parodia de su género predilecto, el cine negro, junto a Michael Caine y Mickey Rooney.


Fuente: ABC.es