Clásicos de La 1: Tú y yo

martes, 25 de junio de 2013

Clásicos de La 1: Tú y yo

Jueves 27 Junio a las 22:30 

Un elegante playboy y una bella cantante de un club nocturno se conocen a bordo de un lujoso transatlántico y surge entre ellos un apasionado romance. Aunque ambos están comprometidos, los dos se hacen una promesa antes de abandonar el barco: encontrarse en el Empire State Building en un plazo de seis meses si siguen sintiendo lo mismo el uno por el otro.
Fotograma de Tu y yo

McCarey toma el guión escrito por Delmer Daves y Donald Ogden Stewart para la versión de 1939, y sin caer en infidelidades, realiza una película diferente.

El amor que surge entre el playboy Nickie Ferrante (Cary Grant) y Terry McKay (Deborah Kerr) a bordo del crucero SS Constitution es de los que hacen época. Cuando ambos visitan a Janou, la abuela de Nickie (Cathleen Nesbitt), ya sabemos que están hechos el uno para el otro.

Y la conocida promesa de reunirse en lo alto del Empire State Building seis meses después, bajo la doble condición de haber quedado libres de sus actuales parejas y haber emprendido nuevas carreras, es uno de los recursos más felices que se la han ocurrido a cualquier guionista a lo largo de la fatigada historia del cine.

"En 1957 –escribe José Luis Garci–, McCarey vuelve a rodar Tú y yo con Cary Grant y deborah Kerr. Es difícil decidirse: ambas son tan grandes, tan conmovedoras, tan maravillosas. La primera en blanco y negro; la segunda en color. La primera tiene formato normal; la segunda, CinemaScope. La primera se rodó en estudio; en exteriores naturales, gran parte de la segunda. Siendo prácticamente idénticas, con similar planificación y espíritu, casi los mismos diálogos (...) se produce el milagro de que sean distintas. Por McCarey han pasado casi dos décadas y cinco mil botellas de whisky, y se nota en su mirada".

"Cuando Leo McCarey –escribe Miguel Marías– rueda en 1939 uno de sus grandes éxitos, Love Affair (Tú y yo), ignora que va a rehacerla y (a mi entender, no compartido por todo el mundo) mejorarla dieciocho años más tarde, con An Affair to Remember (Tú y yo, 1957). Menos podían imaginarlo aún sus espectadores de entonces, y la mayoría de sus muchos admiradores de la época jamás sintieron necesidad alguna de una nueva versión que, vista con más edad a sus espaldas, suele gustarles menos que el original. Tengo la sospecha de que, aparte de la edad con que se vea por primera vez, es decisivo cuál de las dos variaciones sobre un mismo tema hayamos conocido con anterioridad: esa será, creo yo, la que prefiramos. Yo celebro la existencia del segundo Tú y yo, que prefiero, pero admito que pueda ser un lujo innecesario. (...) Como nadie me obliga a un juicio salomónico, mi recomendación es ver ambas, y a ser posible disfrutarlas; yo, desde luego, me quedo con las dos, y celebro tanto su semejanza como sus diferencias. Pero si no existiera An Affair to Remember, tengo claro que mi película favorita de McCarey sería Make Way for Tomorrow (1937)".

"John Ford –escribe Gustavo Martín Garzo– afirmaba que [McCarey] era el primero de todos, Howard Hawks solía decir que era el mejor director de cine que había conocido y para Lubitsch, sencillamente, no había nadie en Hollywood que se le pudiera comparar. Miguel Marías habla de la invisibilidad de su estilo y de su puesta en escena, y de su profunda honradez. Pero la verdad es que el propio Marías, en el lúcido y emocionado libro que le dedica, reconoce la imposibilidad de explicar por qué las películas de este director tienen el extraño poder de afectarnos como lo hacen, ni por qué, una vez vistas, permanecerán para siempre en nuestra memoria. El cine le sirve a Leo McCarey para fabricar recuerdos".

fuente: thecult.es

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