35 años sin Groucho Marx

domingo, 19 de agosto de 2012

35 años sin Groucho Marx


Un mito gracias a su corrosiva y surrealista interpretación del mundo de cuya muerte se cumplen 35 años."No estoy seguro de cómo me convertí en comediante o actor cómico. Tal vez no lo sea. En cualquier caso me he ganado la vida muy bien durante una serie de años haciéndome pasar por uno de ellos". Es una de las innumerables perlas legadas por Groucho Marx, el genio más mordaz de cuantos han habitado el planeta cinematográfico, maestro de la comedia y referente ineludible de intérpretes y realizadores que han hecho de una aproximación humorística a la realidad su modo de vida. 


Julius Henry Marx, nacido en Nueva York el 2 de octubre de 1890, fue el cuarto hijo de un sastre sin talento y una frustrada artista de variedades. Su infancia estuvo marcada por las penurias económicas. Groucho Marx fue el cuarto de seis hermanos: Manfred, Harpo y Chico eran los mayores y Gummo y Zeppo, los menores. Juntos formaban una bulliciosa familia judía, de origen alemán, criada en Nueva York bajo la enorme influencia de su madre, Mimmie Schoeberg. Y de su padre, Samuel Marx, del que tomaron el apellido que los haría famosos. Encerrado con sus cuatro hermanos, sus padres, dos de sus abuelos y una hermana adoptada en una modesta vivienda, soñaba con hacerse escritor, pero acabó entregándose al teatro, espoleado por su progenitora. Fue ella quien le introdujo en el vodevil junto a sus hermanos. Juntos recorrerían el país con números en los que cantaban, bailaban, tocaban todo tipo de instrumentos y, sobre todo, provocaban las carcajadas del público con su irreverente humor.


Pronto todos los hermanos se lanzaron a cantar bajo el nombre de Six Musical Mascots. En los años 20 cambiaron el nombre por el definitivo de los Hermanos Marx. Bajo esta etiqueta conquistaron Broadway con el espectáculo The cocoanuts.

La primera película de Groucho fue Humor Risk un cortometraje producido en 1921 del que no existe ningún rastro. Después de esta primera desgraciada incursión en el cine, Paramount sería la productora encargada de lanzar a los hermanos Marx en el floreciente cine sonoro. Empezaron con Los cuatro cocos, la adaptación del musical que había hecho famosos a los hermanos. Cinta que supuso el inicio de una sucesión de éxitos…

Enseguida Groucho se apropió de un humor surrealista. El propio Salvador Dalí cautivado con los Marx llegó a escribir un esbozo de guión para ellos. Un humor a veces demencial, y siempre sarcástico, radical, irreverente y fatalista… Como si nunca se tomara en serio la vida…

Groucho, con su característico bigote falso, su inseparable puro y su inagotable parloteo; Chico, con su elegante forma de tocar el piano; y el 'mudo' Harpo, pertrechado con su sombrero de copa, su gabardina y su arpa, irrumpían a lo grande en un campo poblado por 'vacas sagradas' como Charles Chaplin o Buster Keaton.

Tras rodar varias películas más con la Paramount, Zeppo se descolgaba del grupo -Gummo ya lo había hecho mucho antes- y el trío resultante era reclutado por Irving G. Thalberg para la Metro Goldwyn Mayer. Bajo su paraguas, firmarían cintas como 'Una noche en la ópera' o 'El hotel de los líos'. El fin de la asociación llegaba con 'Amor en conserva', en la que tenía un pequeño papel Marilyn Monroe, una de las muchas féminas a las que se vincularía al 'casanova' Groucho.


La avidez con la que Groucho cortejaba a las representantes del sexo opuesto le venía de su abuelo, un mago y ventrílocuo de quien también heredó su pasión por los puros. "Cualquiera que diga que puede ver a través de las mujeres se está perdiendo un montón de cosas", proclamaba el actor. Él, desde luego, no las omitió. A muchas las encontró en los burdeles a los que se escapaba con sus hermanos y a otras las seducía desde el escenario. En sus brazos cayeron desde criadas hasta compañeras de reparto.

"Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, está su esposa", espetaba en una de sus sentencias más populares. De estas últimas tuvo tres, pero ninguna consiguió que aminorase su afición por correr detrás de las faldas. "Quiten a las esposas del matrimonio y no habrá ningún divorcio", apuntaba en otro de sus alardes de humor un hombre cuya última conquista sería Erin Fleming, de la que le separaban más de 50 años y que no cejó en su empeño de que la Academia de Hollywood reconociese la contribución de los hermanos Marx al séptimo arte.Ya entrado en años llegaron los reconocimientos en 1972 recibió el premio especial del Festival de Cannes y dos años más tarde el Oscar honorífico.


Tres años más tarde, el 19 de agosto de 1977, el genio del absurdo fallecía en Los Ángeles a causa de una neumonía. Atrás quedaban tres hijos, una veintena de películas, varios libros, memorables intervenciones en el programa de televisión 'You Bet Your Life' y, sobre todo, una inagotable colección de citas que sirven como testimonio de un talento sin par para dar la réplica adecuada en el momento preciso. "Cuando muera quiero que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas sobre mi empresario", había manifestado. Así se hizo, al menos en lo tocante a la primera parte de su deseo. Sus restos mortales reposan en el Eden Memorial Park -aunque sin el tan famoso como falso epitafio "perdonen que no me levante"-, convertido en lugar de peregrinación para los devotos con que sigue contando un hombre que continúa provocando carcajadas 35 años después de su muerte.


Groucho fue el único de los hermanos que supo perpetuar su fama en otros medios, la radio le dio la oportunidad de continuar con sus discursos delirantes y la televisión le permitió permanecer en antena durante once años en el programa You bet your life.

Fue modelo de comportamiento para otros humoristas verbales, el más claro ejemplo de ello es sin duda Woody Allen. Además cuatro libros tienen su firma, fue investigado por Marxista por el FBI, y aunque siempre fue fiel a sus ideas en una ocasión llegó a decir: "Estos son mis principios, aunque si no le gustan, tengo otros".


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