Si los tres mejores directores de hollywood eran John Ford, John Ford y John Ford, los tres mejores actores eran Spencer Tracy, Spencer Tracy y Spencer Tracy. Encarnó con una impresionante economía de medios a personajes bondadosos e idealistas en una de las carreras más largas y prolíficas de Hollywood.
Y eso que Spencer Bonaventure Tracy, nacido el 5 de abril de 1900 en Milwakee (Wisconsin), en el seno de una familia de clase media católica, fue un niño travieso expulsado de varios colegios. Parece que encauzó su vida por el buen camino cuando decidió convertirse en sacerdote. Se lo impidió el estallido de la I Guerra Mundial, pues le reclutaron para enviarle al frente en Europa.
Tras la contienda, inició estudios en la Universidad, integrándose en el grupo de teatro. En esa época, se casó con Louise Treadwell, y decidió que lo de la interpretación era lo suyo, por lo que acabó ingresando en la Academia de Artes Dramáticas, en Nueva York. Esta ciudad le vería triunfar en los escenarios de Broadway, donde le descubrió el director John Ford, cuando interpretaba “The Last Mile”. Ford le ofreció un papel en Río arriba, de 1930, que supuso su debut cinematográfico. En los 30 es complicado encontrar una película fallida de Spencer Tracy, pues protagonizó títulos como Mi chica y yo, de Walsh, Veinte mil años en Sing-Sing, de Curtiz, Capitanes intrépidos y Piloto de pruebas, ambas de Victor Fleming, El explorador perdido, de Henry King, Fueros humanos, de Frank Borzage, y sobre todo, Furia, la impecable crítica a las masas enfervorecidas de Fritz Lang.
Spencer Tracy |
Inició los 40 con la inmejorable El extraño caso del doctor Jekyll, nuevamente a las órdenes de Fleming, en la que el actor demostraba ser capaz de encarnar las dos personalidades del protagonista, y que llegara a parecer dos personas distintas, con la única ayuda de un maquillaje mínimo. En esa época interpretaría films como Treinta segundos sobre Tokyo e iniciaría una fructífera colaboración con la actriz Katharine Hepburn. Con la carismática actriz mantuvo un largo romance extraconyugal, aunque el actor no se separó de su mujer. En la pantalla aparecieron juntos en nueve ocasiones, con títulos como La costilla de Adán, La mujer del año, El estado de la Unión, Mar de hierba y Adivina quién viene esta noche. En los 50 y 60, Tracy seguía arrancando el aplauso del público y de la crítica con películas como El padre de la novia y El padre es abuelo, ambas de Vincente Minnelli, Lanza rota, Conspiración de silencio, El viejo y el mar, Vencedores o vencidos y su estupendo reencuentro con Ford, El último Hurra, inmejorable análisis crítico del mundo de la política. Tras el rodaje de la citada Adivina quién viene esta noche, el actor fallecía a consecuencia de un ataque al corazón, el 10 de junio de 1967.
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