Especial Casablanca 70 aniversario: curiosidades

sábado, 24 de noviembre de 2012

Especial Casablanca 70 aniversario: curiosidades


Hoy queríamos repasar algunos secretos y curiosidades de Casablanca, aunque ya no queda mucho por desvelar. Todos hemos estado tantas veces en ese Rick’s Cafe que la Warner construyó en el plató nº 8 de sus estudios -y que en la Casablanca marroquí se tuvo que replicar para satisfacer a los turistas- que resulta difícil encontrar algún dato inédito sobre la película.


En la ficción, el local regentado por el cínico Rick Blaine era un punto de encuentro para refugiados que huían de la guerra en Europa, un lugar de paso que convertía el cabaret en un crisol en el que se mezclaban personas de distintas procedencias y condición. En la realidad, el equipo que trabajó en ese plató en el sofocante verano angelino de 1942 no era muy diferente. En total, había trabajadores de 34 países distintos, muchos de ellos refugiados europeos que rompieron a llorar nada más rodar la famosa escena de La Marsellesa.  Los húngaros Peter Lorre y Michael Curtiz, los ingleses Sydney Greenstreet y Claude Rains, el alemán Conrad Veidt… 

Humphrey Bogart

Siempre fue la primera opción para el papel de Rick. Aunque las hemerotecas lo desmientan. El 5 de enero de 1942, The Hollywood Reporter anunció que Ronald Reagan protagonizaría la película, pero en realidad sólo se trataba  de una estrategia publicitaria propia de la época, lo que se llamaban “castings especulativos”. La Warner sabía perfectamente que Reagan tenía que incorporarse a filas y que no podría hacer el papel. Es cierto que también sonó el nombre de George Raft, pero Bogart era el favorito de todos, a pesar de las reticencias de el gran jefe Jack Warner. “¿Quién querría besar a Bogart?”, cuenta la leyenda que preguntó al enterarse de la propuesta de casting.


Ingrid Bergman

La misma nota de prensa en la que se hablaba de Reagan como protagonista masculino mencionaba a Ann Sheridan como su partenaire. Sin embargo, en esta ocasión las posibilidades de Sheridan eran reales. Llegó a hacer una prueba, pero cuando el guión cambió y se decidió  que Ilsa Lund debía ser una intachable mujer noruega -Suecia estaba demasiado relacionada con Alemania-, saltaron a la palestra otros nombres como los de la austríaca Hedy Lamarr y la francesa Michelle Morgan. Entonces, alguien se acordó de la recién llegada a Hollywood Ingrid Bergman. A todos les encantó la propuesta, pero había un gran problema: Bergman tenía contrato con la Metro de David O. Selznick.


Para intentar convencerlo de que les alquilara sus servicios, los hermanos Epstein (dos de los guionistas de Casablanca) se presentaron en la mansión de Selznick a la hora de comer. ”Mira, Casablanca será una parida tipo Argel“, le espetaron al productor cuando ya no sabían qué más decir para persuadirlo. Entonces éste, al oír el nombre de una película que había sido un gran éxito, levantó por primera vez la vista de la sopa que estaba sorbiendo y accedió a alquilar a Bergman a la Warner por 25.000 dólares.


Paul Henreid

El tercer vértice del triángulo y el más difícil de conseguir. Paul Henreid fue desde el principio una de las principales opciones de Hal Wallis, el productor de la película. Sin embargo, Henreid aborrecía el papel de Victor Laszlo. “Es un personaje ridículo y más propio de una comedia musical”, opinaba el actor austríaco. Fue entonces cuando entró en juego la política. Con el estallido de la II Guerra Mundial, los actores de países enemigos, como era el caso de Henreid, necesitaban tener un contrato con algún estudio importante para no ser repatriados. Y si entre los papeles representados para ese estudio se encontraba el de un intachable rebelde que se enfrenta a los nazis, mejor que mejor. Las circunstancias, por tanto, acabaron arrojando a Henreid a los brazos de la Warner, aunque no sin antes haber solicitado un jugoso sueldo y ser incluido en los créditos al mismo nivel que Bogart y Bergman.


fuente: www.canaltcm.com


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