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Uno de los objetos de las investigaciones del FBI fue la actriz Marilyn Monroe, vigilada por su amistad con presuntos simpatizantes comunistas. Más de cincuenta años del fallecimiento de la protagonista de La tentación vive arriba (Billy Wilder, 1955), el FBI ha reeditado sus archivos sobre la estrella, dejando al descubierto los nombres antes censurados de algunos de sus allegados que desencadenaron los recelos de la agencia.
El material no ofrece ninguna revelación explosiva, mucho menos relacionada con su muerte, en torno a la cual siguen circulando todo tipo de versiones destinadas a alimentar las elucubraciones de los teóricos de la conspiración, pero sí pone el foco en figuras como Frederick Vanderbilt Field, miembro de una acaudalada familia que fue desheredado precisamente por sus simpatías izquierdistas.
De acuerdo con los informes elaborados por el FBI, Marilyn Monroe y él se conocieron en 1962, con motivo de un viaje realizado por la actriz con el propósito de adquirir una serie de muebles a México, país en el que se había autoexiliado Field en compañía de su esposa. Entre ambos habría surgido una fuerte atracción, suscitando la preocupación entre los allegados de la intérprete, caso de su terapeuta, el doctor Ralph Greenson. Tampoco parecieron alegrarse de ese hecho los miembros del Grupo Comunista Estadounidense en México, con el que Field mantenía un estrecho contacto.
Los archivos del FBI sobre Marilyn Monroe, obtenidos gracias a la Ley de libertad de información, recogen también una llamada telefónica anónima al periódico «New York Daily News» relativa a los nexos entre el por entonces esposo de la artista, el dramaturgo Arthur Miller, y el comunismo.
Bajo los dictados de Hoover, el FBI investigó, por diferentes motivos, a grandes estrellas de Hollywood como Frank Sinatra, Charles Chaplin o Elizabeth Taylor, así como a otros representantes del mundo de la cultura, caso del escritor Arthur Miller.
fuente: ABC
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