Dick Smith fue quien hizo que Marlon Brando pareciera un el abuelo, Linda Blair poseída por el diablo y Robert de Niro rapado al estilo mohicano. El maquillador de películas como El exorcista o Taxi driver, apodado "el padrino del maquillaje cinematográfico", ha fallecido a los 92 años dejando a sus espaldas siete décadas de transformaciones asombrosas.
Comenzó en el oficio en la cadena NBC, pero fueron sus trabajos para el cine los que le llevaron a la fama. Tras una temporada desarrollando sus dotes en shows televisivos de ciencia ficción en los sesenta, como Dimensión desconocida o Way out. Aunque su trabajo en El exorcista bebía de estos primeros acercamientos a una cierta estética de lo sobrenatural, el reconocimiento de la industria le llegó por su dominio del maquillaje envejecedor.
Smith desarrolló una técnica por la que podría prescindir de las máscaras completas de látex usadas hasta entonces, aplicando pequeños pedazos de material que permitían al actor gesticular con soltura. Otro de sus hallazgos consistía en aplicar látex líquido sobre la piel estirada del intérprete, provocando arrugas naturales. Así consiguió convertir a Marlon Brando en el anciano Corleone en El padrino el mismo año en que el actor lucía encantos en El último tango en París, envejecer 30 años a Max von Sydow, que interpretaba al padre Lankester Merrin en El exorcista, o reflejar el paso del tiempo en la vida de Salieri en Amadeus (1984). Este último trabajo le valió el Oscar. El reconocimiento de la Academia se revalidaría con el galardón honorífico a su carrera en 2012
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