Oscar subastado |
Una regla sagrada: un Oscar no se vende ni se puede vender. Es algo que bien deberían saber los ganadores de la estatuilla dorada que lo han podido contar, la Academia de Hollywood ha querido preservar el valor de su inmaculado trofeo. Pero no todos los han respetado y por eso ahora hay una demanda interpuesta contra los herederos de Joseph Wright, ganador de un Oscar en 1942.
Su premio se lo otorgó la Academia de Hollywood por su trabajo en la dirección de arte de My Gal Sal, un hombre que además fue miembro de la institución durante 50 años. Sin embargo, sus descendientes ignoraron la reglamentación y decidieron poner a la venta la estatuilla dorada, que alcanzó un precio en subasta de 79.200 dólares.
Ahora, la demanda interpuesta por la Academia exige una indemnización por valor de esos 79.200 dólares obtenidos, además de reclamar el derecho a quedarse con el Oscar por el precio simbólico que figura en la cláusula al respecto: 10 dólares.
Es parte de una política que ha desembocado en otras demandas similares, después de que en 1951 se decidieran a crear un contrato para evitar que los Oscar se convirtieran en un objeto preciado de especulación en el mercado negro. Ese contrato estipula que el ganador tiene derecho a dejárselo en herencia a quien considere de acuerdo a su testamento, pero nunca a venderlo al mejor postor.
Si la opción del ganador es deshacerse de él, deberá vendérselo a la Academia de las Artes y las Ciencias por esos 10 dólares, pese a que el valor real del premio bañado en oro es de 400 dólares. Sumado a eso está la repercusión que tiene un galardón de esa envergadura para actores y actrices de primera fila que logran hacerse con él. De acuerdo a diversas fuentes, el incremento en el caché para la próxima película suele rondar el 20 por ciento.
Fuente: El Mundo
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