Hoy, en Paramount Channel: Rebelde sin causa a las 16.10h
James Dean |
El legendario actor falleció a la temprana edad de 24 años en un accidente de tráfico mientras conducía un Porche Spyder en 1955, antes de finalizar el rodaje de la película 'Gigante'.
Dean nació el 8 de febrero de 1931 en Marion, Indiana. Tras la pérdida de su madre, cuando él era un niño, se trasladó a vivir con sus tíos a una granja de Fairmount, lugar en el que se encuentra un museo en su honor. Es allí, también, donde se encuentra enterrado James Dean, cuya tumba es visitada por miles de fans cada año.
Quizás durante su infancia, ligada a una estricta educación, desarrolló esa imagen reservada, pero a la vez rebelde, con la que es recordado. Al terminar sus estudios en el instituto se fue a Los Ángeles, donde participó en algunos talleres de teatro y anuncios en televisión. En 1951 se marchó a Nueva York. Allí se ganó la vida trabajando en la cocina de un restaurante y participó en algunas películas con papeles de poca relevancia.
La felicidad que sentía en esos momentos se ve reflejada en una carta que envió a su familia en la que decía: "Soy miembro del Actors Studio, la más grande escuela de teatro del mundo, lo mejor que le puede pasar a un actor. Yo soy uno de los más jóvenes y me siento libre y feliz. Si esto sigue así, creo que algún día podré hacer algo importante en este mundo".
Dean en Gigante |
El éxito no tardaría en llegar a la vida de James Dean. Su primer papel protagonista fue en el filme 'Al este del Edén'. También participó en algunas series televisivas, pero su verdadero salto a la fama fue con la película 'Rebelde sin causa', que interpretó junto a Natalie Wood. De esta forma, y gracias a su seductora imagen, se hizo rápidamente con un merecido hueco en Hollywood y desarrolló una corta pero intensa carrera que le convirtió en una leyenda del cine.
Tras estas dos películas llegaría otro de sus éxitos: 'Gigante', que protagonizó junto a Liz Taylor y Rock Hudson. Es fácil recordar a James Dean en este filme con su gorro y el cigarrillo en la boca. Pero la muerte le sorprendió antes de terminar de rodarla.
"Sueña como si vivieras para siempre, vive como si murieras mañana". Eso era lo que solía decir James Dean, y siguió este lema hasta el final de su vida. Era aficionado a la velocidad y a las carreras de coches. Precisamente se dirigía a una carrera en California cuando murió en un accidente mientras conducía su Porche Spyder, que compró dos semanas antes del trágico suceso. Su coche chocó contra otro a más de 100 kilómetros por hora.
Antes de morir dijo: "Para mí, el único triunfo es dejar una huella que te haga inmortal". Y no fue para menos. Hoy, once lustros después de su muerte, James Dean sigue presente en la mente de todos como el eterno rebelde.
fuente: RTVE
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