James Stewart valía para todo. Su talento interpretativo le llevó a trabajar con los más grandes directores: desde John Ford a Frank Capra, pero fue con Alfred Hitchcock con el que consiguió los papeles que le convertirían en una leyenda. 15 años después de su fallecimiento, queremos recordar a uno de los mejores actores de la Época Dorada de Hollywood.
Aunque su fama es hoy en día enorme, los comienzos de James Stewart en el Cine no fueron nada fáciles. El actor nacido en Pensilvania pasó verdaderas penalidades para salir adelante. Su compañero de fatigas fue su amigo Henry Fonda, que lo acompañó de audición en audición hasta que ambos recibieron la llamada de Hollywood. Curiosamente, ambos actores comparte el mismo estilo interpretativo: Stewart y Fonda proyectan una imagen tímida, pero íntegra y decidida, de personas honradas. Justamente, los roles que han caracterizado a ambos intérpretes.
La gran oportunidad de Stewart llegó a finales de los años 30, época en la que consiguió papeles importantes. Dos fueron sus colaboraciones con Frank Capra en estas fechas: Vive como quieras (1938) y Caballero sin espada (1939). En 1940 llegó la recompensa a su esfuerzo. Historias de Filadelfia, de George Cukor, le dio su primer y único Oscar al Mejor actor. En esta deliciosa comedia Stewart mantiene el tipo ante dos colosos de la gran pantalla: Cary Grant y Katharine Hepburn.
La Segunda Guerra Mundial truncó el ascenso meteórico de Jimmy Stewart, pero consiguió una imagen de patriota, leal y útil americano. Ascendió rápidamente y volvió a Hollywood con muchas ofertas en el horizonte. La más interesante, junto a Frank Capra de nuevo: ¡Qué bello es vivir! (1946), que rápidamente se convirtió en todo un clásico del cine navideño.
Al final de la década Stewart giró hacia un cine más serio. De la mano de Alfred Hitchcock, que encontró al que sería su gran actor fetiche. La soga, una adaptación de la obra teatral de Patrick Hamilton, fue filmada casi en su totalidad con una sucesión de planos-secuencia, tratando de imitar al libreto original. James Stewart soporta todo el peso de la película. Hitchcock quedó tan contento con él que ambos rodarían tres películas más.
La segunda colaboración del maestro del suspense con Stewart dio como resultado una auténtica joya. La ventana indiscreta vuelve a reunir al director con su actor favorito, interpretando esta vez a un inválido que sospecha que su vecino ha cometido un crimen. Hitchcock logra crear una tensión constante sin ni siquiera cambiar de escenario, logrando uno de sus mejores trabajos.
Con Vértigo, cuarta y última colaboración después de El hombre que sabía demasiado, consiguieron modestas críticas, pero la película ha ido ganando peso con el paso del tiempo. Hoy es una de las joyas de la filmografía hitchconiana. Vértigo es un complejo thriller, una lección de psicología sobre una intrigante trama. Stewart concluye magistralmente su etapa de suspense con el director inglés, para centrarse en otros géneros.
El lejano oeste fue uno de los escenarios favoritos para el actor. Stewart colaboró en casi una veintena de westerns. Anthony Mann fue el director con el que compartió mayor número de títulos, desde Winchester ’73 en 1950 hasta El hombre de Laramie en 1955. También con el gran John Ford rodó algunos títulos imprescindibles, como El hombre que mató a Liberty Valance.
¿Cómo un actor que ha aparecido en 92 películas termina su carrera solo con una estatuilla? Stewart tuvo ocasión de ganar el Oscar en cinco ocasiones. La última, en 1959 con Anatomía de un asesinato. Su relativa falta de galardones no le resta importancia a uno de los mejores actores de todos los tiempos. Sin Jimmy Stewart, Hollywood nunca habría vivido su Época Dorada.
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