Ha fallecido una de las primeras actrices que pasó a formar parte de la historia del cine. Luise Rainer, una de las primeras en conseguir llevarse el Oscar dos años consecutivos, ha muerto a los 104 años - “El secreto de una vida larga es no creer nunca a los médicos”, decía-. La actriz logró una hazaña inolvidable, lograda solo por cinco actores en la historia de estos premios que el próximo 2015 cumplen 87 ediciones.
El gran Ziegfeld y La buena tierra eran los títulos que le valían el galardón a mejor actriz a este veterana, que vio como su carrera caía en picado tras semejante reconocimiento. Rainer limitó se apariciones en la gran pantalla, hasta el punto de casi hacerlas desaparecer. The Gambler junto a Michael Gambon, era una de las últimas ocasiones en las que veíamos a esta intérprete que también se ha paseado por algún capítulo de Vacaciones en el mar.
Rainer nació el 12 de enero de 1910 en Viena, Austria, según su entrada en el libro de referencias Who's Who, aunque algunas fuentes citan su lugar de nacimiento como Dusseldorf, Alemania. Comenzó a actuar de adolescente a las órdenes del innovador director austriaco Max Reinhardt y apareció en varias películas alemanas. A mediados de la década de 1930 fue descubierta por un cazatalentos de Metro-Goldwyn Mayer y se trasladó a Hollywood. Su primera cinta estadounidense pasó sin causar sensación, pero sus siguientes papeles la convirtieron en una estrella. Con sus grandes ojos y sus elegantes pómulos, Rainer se ganó la inmortalidad en Hollywood al convertirse en la primera persona que ganó un Oscar como intérprete en años consecutivos. El Oscar por La buena tierra se lo arrebató en esa ocasión a Greta Garbo, candidata por La dama de las camelias, papel que la Rainer había rechazado.
Rainer nació el 12 de enero de 1910 en Viena, Austria, según su entrada en el libro de referencias Who's Who, aunque algunas fuentes citan su lugar de nacimiento como Dusseldorf, Alemania. Comenzó a actuar de adolescente a las órdenes del innovador director austriaco Max Reinhardt y apareció en varias películas alemanas. A mediados de la década de 1930 fue descubierta por un cazatalentos de Metro-Goldwyn Mayer y se trasladó a Hollywood. Su primera cinta estadounidense pasó sin causar sensación, pero sus siguientes papeles la convirtieron en una estrella. Con sus grandes ojos y sus elegantes pómulos, Rainer se ganó la inmortalidad en Hollywood al convertirse en la primera persona que ganó un Oscar como intérprete en años consecutivos. El Oscar por La buena tierra se lo arrebató en esa ocasión a Greta Garbo, candidata por La dama de las camelias, papel que la Rainer había rechazado.
"La ceremonia no era tan elaborada como lo es ahora" decía la actriz en 2003, una actriz que no parecía del todo satisfecha con estos dos premios. De cualquier manera, Hollywood llora la pérdida de la que fuese una de las intérpretes de la década de los 30. Rainer fallecía de neumonía en su residencia londinense, ciudad en la que vivía desde hace años, retirada del bullicio de Los Angeles, según confirmó a los medios su única hija. «Era más grande que la vida y podía encantar a los pájaros para que bajaran de los árboles», dijo. «Si la veías, nunca la olvidabas».
Pero Luise Rainer no ha sido la única que vio como su carrera de venía abajo después de hacerse con el famoso galardón. "Yo era una máquina prácticamente, una herramienta en una gran fábrica, y no podía hacer nada. Por eso me fui, me fui y huí" decía la actriz en una de sus últimas entrevistas. Siempre existen excepciones que confirman la regla, y a pesar de tratarse de uno de los reconocimientos más importantes en la carrera de un actor, el Oscar muchas veces está gafado.
Además, fue una militante antifascista, fue una dinámica defensora de la Segunda República Española, para la que recaudó fondos entre las gentes de Hollywood, habilitó un castillo en Francia para acoger a niños republicanos que huían de la guerra (a 10.000 dicen que llegó a dar cobijo) y sufragó en parte el rodaje de Tierra de España (1937), de Joris Ivens. De entre todas las figuras de Hollywood que se movilizaron contra Franco, “sin duda alguna fue Luise Rainer la que más hizo por la España leal”, según la escritora Lilian Hellman. En consecuencia, la simple mención de su nombre estuvo prohibida por el Gobierno de Franco, junto al de otras estrellas que habían tenido similar actitud.
En 1986, aniversario del principio de la guerra española, el Festival de San Sebastián le rindió un homenaje al que ella acudió. Adoraba lo español. Aún se recuerda el entusiasmo con que presentó el Oscar que ganó en 1983 José Luis Garci con Volver a empezar. Cuando visitó San Sebastián fue alojada en el palacio de Ayete, donde Franco solía pasar sus vacaciones. Cuando se enteró de ello, la Rainer protestó, sin perder el buen humor pero horrorizada ante la idea de estar durmiendo en la misma cama del dictador. No hubo quien la convenciera de que el palacio había sido renovado tras la muerte de Franco, 11 años atrás. Prefirió un hotel más modesto. Era su genio.
Además, fue una militante antifascista, fue una dinámica defensora de la Segunda República Española, para la que recaudó fondos entre las gentes de Hollywood, habilitó un castillo en Francia para acoger a niños republicanos que huían de la guerra (a 10.000 dicen que llegó a dar cobijo) y sufragó en parte el rodaje de Tierra de España (1937), de Joris Ivens. De entre todas las figuras de Hollywood que se movilizaron contra Franco, “sin duda alguna fue Luise Rainer la que más hizo por la España leal”, según la escritora Lilian Hellman. En consecuencia, la simple mención de su nombre estuvo prohibida por el Gobierno de Franco, junto al de otras estrellas que habían tenido similar actitud.
En 1986, aniversario del principio de la guerra española, el Festival de San Sebastián le rindió un homenaje al que ella acudió. Adoraba lo español. Aún se recuerda el entusiasmo con que presentó el Oscar que ganó en 1983 José Luis Garci con Volver a empezar. Cuando visitó San Sebastián fue alojada en el palacio de Ayete, donde Franco solía pasar sus vacaciones. Cuando se enteró de ello, la Rainer protestó, sin perder el buen humor pero horrorizada ante la idea de estar durmiendo en la misma cama del dictador. No hubo quien la convenciera de que el palacio había sido renovado tras la muerte de Franco, 11 años atrás. Prefirió un hotel más modesto. Era su genio.
Fuente: ecartelera.com, ABC, EL PAÍS
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