Muere Lauren Bacall

miércoles, 13 de agosto de 2014

Muere Lauren Bacall

Qué pena da leer los periódicos y ver ésta triste noticia. Murió Lauren Bacall, una de las últimas supervivientes del Hollywood clásico.




Falleció a los 89 años en su domicilio neoyorquino de un posible derrame cerebral a consecuencia de una embolia. Fue el portal de Internet TMZ quien adelantaba el miércoles por la mañana el fallecimiento de la inmortal Flaca de Tener y no tenerFue precisamente la cuenta de Twitter del legado de Humphrey Bogart la que confirmó la muerte de una de las últimas estrellas. Sólo estuvieron casados 12 años (hasta la muerte Bogie), aunque la etiqueta de "esposa de" la acompañaría para siempre.






“Con gran pesar pero con una enorme gratitud por una vida maravillosa, confirmamos la muerte de Lauren Bacall"

Nacida en Nueva York, fue hija de una inmigrante rumana de la que tomó su apellido. Nunca llegó a conocer a su padre, estadounidense hijo de inmigrantes polacos. Modelo y actriz, Bacall debutó en Hollywood a los 19 años junto al que sería su esposo en la mencionada cinta de Hawks. Nacida Betty Joan Perske, “una joven judía del Bronx” como se la conoció en la industria coloquialmente mientras desarrollaba sus primeros papeles. Joven, seductora, con ojos verdes y una voz rasgada, la joven Betty Bacal (modelo antes que actriz) captó la atención de la mujer de Howard Hawks en 1943, gracias a una portada en Harper's Bazaar.

El director le ofreció con sólo 19 años un papel en Tener y no tener (1944), filme que ya tenía una estrella confirmada: Humphrey Bogart, quien por entonces tenía 44 años.  Se ganó un puesto en la historia del cine con su sexy pregunta a Bogie: "Sabes cómo silbar, ¿verdad Steve? Simplemente junta los labios... ¡y sopla!". "Por el modo en que rodaron esa escena, sabíamos que algo pasaba. Él tenía esa clase de sonrisa que todavía puedes ver en la pantalla", recordaría después su compañero de reparto, el actor Dan Seymour.

En sus inicios escuchó, seguramente sin prestarle mucha atención, las palabras del dramaturgo Moss Hart que, según un texto de Ernest Hemingway, se le acercó y le dijo: "Te das cuenta, por supuesto, que a partir de ahora solo puedes ir hacia abajo, ¿verdad?". Por suerte, Hart se equivocó.

Bacall recordaría después cómo surgió el romance. Estaba sentada en su camerino, bromeando con Bogart, cuando él se inclinó, le sujetó la barbilla y la besó. Entonces sacó una cajita de cerillas del bolsillo y pidió a Bacall que le escribiese su teléfono.

Bogie y Baby, como se los conocía por aquel entonces, se casaron al año siguiente, después de que el actor pusiese fin a su turbulento tercer matrimonio, con la actriz Mayo Methot, famosos por sus sonadas peleas.

Bacall y Bogart continuaron compartiendo cartel: El sueño eterno, La senda tenebrosa y Cayo Largo. "Haces elecciones en la vida", diría más tarde la actriz sobre aquellos años en los que la sombra de la carrera de su esposo superaba a la suya. Otras como Callejón sangriento, Escrito sobre el viento.

Además de compartir cartel, el matrimonio también compartió activismo político. Juntos formaron parte del 'Comité de la Primera Enmienda' -un grupo de actores formado en 1947- para protestar contra el McCarthysmo y la 'caza de brujas' y dar su apoyo a los 'diez de Hollywood'. Su matrimonio con Humphrey Bogat le aseguró su lugar en la historia, pero eclipsó una trayectoria jalonada con dos premios Tony, un National Book Award y un puñado de obras maestras del cine.

La actriz apareció en más de una treintena de películas, como Cómo casarse con un millonario o Mi desconfiada esposa. Se empezó a emancipar con la comedia locuaz sofisticada, mientras Bogart caía enfermo de cáncer y la dejaba viuda y con dos hijos (Stephen, el nombre del actor en Tener y no tener y Leslie) con sólo 32 años, en 1957. 

'La viuda de Hollywood' regresó entonces a Nueva York, donde fue muy aplaudida sobre las tablas de Broadway. 
Bacall mantuvo una relación de transición nada menos que con Frank Sinatra, el hombre del que dijo que le gustaría "que se callara y cantara", y profesionalmente tuvo un elegante coqueteo con el melodrama de Douglas Sirk en Escrito sobre el vientoLa actriz volvió a casarse de nuevo, en 1961, con Jason Robards, dos años mayor que la actriz. También actor, y también con problemas con el alcohol. Bacall y Robards -quienes tuvieron un hijo- se separaron ocho años después.

Bacall nunca volvería a casarse. No encontró a nadie a la altura de Bogie. Su afilada lengua y su humor ácido en la vida real -tan famosos como sus líneas en el cine- dejaron la clave: "Vivimos en una edad de mediocridad", "encuéntreme un hombre tan interesante como para cenar con él y seré feliz", "una mujer no está completa sin un hombre. ¿Pero dónde encuentra un hombre, uno verdadero, hoy en día?".

Fue secundaria en el lujoso reparto de Asesinato en el Orient Express (1974) y, puntualmente, participó en películas como Misery (1990) e incluso Dogville (2003), de Lars Von Trier.

"¡Qué vida!", exclamó ella misma en 1993 cuando recibió el premio Cecil B. DeMille a toda una trayectoria en los Globos de Oro y, sí, no se puede resumir mejor que en esas dos palabras. Una vida tan interesante que su autobiografía de 1978, By Myself (Por mí misma), le reportó el National Book Award, y tan duradera que en el año 1994 escribió otra titulada Now (Ahora), a la que tuvo que añadir un anexo en 2005.

En el teatro, ganó dos premios Tony por dos musicales irónicamente basados en filmes del Hollywood clásico: Applause, en la que interpretó el personaje de su admirada Bette Davis en Eva al desnudo; y La mujer del año, en la que retomó el papel de su amiga Katharine Hepburn en la película del mismo título. Sobre el escenario, su elegancia resultó todavía más evidente, su energía sorprendente y su voz al cantar reproducía la sensualidad ronca que siempre tuvo. Bacall resucitó como dama del teatro.

"El musical ha sido para mí una nueva oportunidad, como volver a nacer", dijo entonces al verse, por fin, como una estrella.





A pesar de mantener siempre una actitud muy reservada en la meca del cine, su estilo marcó a toda una generación desde su primer trabajo en la pantalla. Delgada, amplios labios y con una mirada embriagadora, su imagen permaneció enseguida en el recuerdo creando escuela entre otras actrices. Ella siempre reconoció su prioridad como esposa que como estrella y se rió de esa imagen proyectada en su primera etapa. "Si hay algo que nunca he sido ha sido misteriosa, y si hay algo que nunca he hecho, ha sido no hablar", reconocería. 

Pero cuando la vida de Lauren Bacall parecía que ya solo quedaba para cosechar premios honoríficos (el Donostia de San Sebastián, el citado Cecil B. DeMille o el reconocimiento del Festival de Berlín en los noventa), Lauren Bacall pidió una nueva prórroga y, con un coqueto papel de anciana en El amor tiene dos caras, de Barbra Streisand, fue nominada por primera vez al Óscar en 1997. Todo el mundo daba por hecho que se llevaría la estatuilla, incluida Juliette Binoche, la que finalmente ganó. Fue entonces cuando Bacall hizo la peor interpretación de su carrera al intentar disimular la decepción de su derrota (su hijo, directamente, abandonó la sala). Sin embargo, su carrera se revitalizó.

"¿Qué significa eso de mi edad? ¿Qué edad? Trabajar no es cuestión de edad. Seguir trabajando significa seguir con vida", le respondió a un periodista en Berlín al presentar The Walker, una interesante intriga de Paul Schrader en la que seguía mostrando su atractivo octogenario.

En The Forger
Sus últimas intervenciones fueron muy escogidas pero exquisitas, con nombres tan poco clásicos como Lars Von Trier, en Dogville y Manderlay, o Natalie Portman, en un exquisito cortometraje (Eve). Cuando en 2009 Hollywood le dio por fin el Óscar honorífico, solo dijo. "Por fin, ¡un hombre!".

Uno de sus últimos trabajos cinematográficos, la película Birth, causó polémica tras las declaraciones de Bacall contra su compañera de reparto, Nicole Kidman. Realmente no era un ataque contra Kidman sino contra la alegría con la que la prensa acostumbra a llamar leyendas a cualquiera de las estrellas de Hollywood. “¿Qué es una leyenda?”, le espetó a la periodista durante la entrevista. “(Nicole) no puede ser una leyenda. Para ser una leyenda tiene que ser más edad”, dijo la actriz que, a sus 89 años se ganó más que merecido ese título.

Uno de sus últimos trabajos fue en la serie Padre de familia:






Fuente: El Mundo, El País, RTVE.es

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